Hoy Evangelina no está entre nosotros. Pero su recuerdo sigue vivo y quien la conocía, sabe bien la ilusión que crearía en ella ver su nombre completo en el espacio lucense Evangelina Penela, un local donado por la familia a Cruz Roja que ahora se ha convertido en un aula para impartir distintas formaciones.
Evangelina fue madre de seis hijos: Puri, Conchita, Lita, Mari, Julio y Marta. Cuando los problemas económicos se hicieron presentes, Evangelina y su marido tuvieron que emigrar para sacar adelante a sus hijos y poder ofrecerles la educación que deseaban para ellos.
Hace tiempo, la hija pequeña de Evangelina, Marta, quiso desarrollar su carrera profesional en un local familiar convirtiéndolo en un salón de belleza. Sus padres la apoyaron incondicionalmente. Pero tristemente, Marta falleció y la familia decidió alquilar entonces aquel local durante varios años.
Entre todos, un día deciden donar el local a una ONG con la idea de que en él se desarrollasen iniciativas solidarias para llegar donde hay necesidad. Así lo explican los hijos de Evangelina. Puri nos cuenta que “es un acto que nos ha salido del corazón”. Conchita lo tiene claro: «estoy feliz y sé que mis padres y mi hermana estarían encantados de saber que este espacio va destinado a una labor social». Lita asegura que «no fue un sacrificio, lo dimos, sin más». Mari no duda que tomaron la mejor decisión. Y Julio concluye que “sinceramente, es lo mejor que pudimos hacer”. Evangelina y su familia representan, sin duda, una historia extraordinaria llena de emotividad.
La familia anima a otras personas a seguir su ejemplo: «hay que pensar que donar ese espacio no te va a impedir seguir viviendo de una manera sencilla y que es gratificante cubrir una pequeña necesidad de quien más lo necesita. Siempre hemos sido una familia humilde y solidaria».