Juan Carlos Martínez Ortega es doctor en derecho, abogado, oficial de notaria, expresidente de UIPAN y presidente del consejo consultivo de esta institución. Con él hablamos sobre legados, leyes, y la necesidad de dar continuidad a nuestra solidaridad a través de un testamento solidario.
¿Qué es UIPAN? ¿Cuáles son sus objetivos?
UIPAN son las siglas de la Unión Internacional Profesional de Auxiliares del Notariado. Asociación con sede en Madrid y con presencia en más de 30 países. El fin de UIPAN es contribuir a mejorar las condiciones laborales de los trabajadores de los estudios notariales; dando énfasis a los aspectos formativos del colectivo y de los profesionales del Derecho.
Cuando recibimos afiliaciones de países de África o de Sudamérica, así como correos electrónicos agradeciendo nuestra labor desinteresada por abrir los brazos de UIPAN a todos los profesionales jurídico-notariales es un orgullo y una gran recompensa. Desde junio, me relevó en el cargo de presidente la compañera italiana Dina Nicosia.
¿Cuál es la tarea de los auxiliares del notariado?
En el notariado de tipo latino, existen más de dos millones de trabajadores de notarías. Nuestra misión es colaborar con los notarios en la prestación del servicio notarial. Somos unos privilegiados de contribuir al prestigio social de la institución notarial, por nuestro buen hacer, tanto en el asesoramiento, redacción de documentos o en trabajos accesorios, todo ello, bajo la supervisión del notario, máximo responsable de la notaría. Hoy día, la complejidad de la función extrajudicial notarial sería inviable sin el concurso de estos trabajadores.
¿Crees que los españoles están concienciados sobre la importancia de hacer testamento?
Pienso que sí. En España se hacen más de 600.000 testamentos abiertos ante notario. Tiene un coste social muy apropiado: 40 euros. A diferencia de otros países europeos, en nuestro país las personas suelen acudir frecuentemente al notario para hacer testamento, aunque normalmente lo realizan personas de mediana edad, cuando puede hacerse a partir de los 14 años.
Existen varios tipos de testamentos, ¿el que se realiza ante notario es el más garantista?
Sí, aparte de los especiales, tenemos el cerrado (prácticamente inexistente) y el ológrafo, que es el que hace uno personalmente de su puño y letra. Sin duda, el testamento abierto notarial, abierto porque uno indica al notario su voluntad, es el más garantista. Goza del control de la capacidad y legalidad que dispensa la actuación del notario que, como sabemos, es un funcionario público. Uno recibe el asesoramiento del notario o de sus oficiales respecto a las posibles variantes que tiene a su alcance, en función de su situación personal. El notario no cobra por el asesoramiento que dispensa. Lo recogido en el testamento solo puede ser desvirtuado judicialmente.
En España, la legislación testamentaria recogida por el código civil data de 1889, ¿no sería tiempo ya de actualizarla?
El código civil ha sido modificado desde su promulgación hace más de 130 años. La regulación es clara. Únicamente existe en la actualidad el debate sobre el alcance de las legítimas existentes en nuestro país, abogando algunos por su supresión o reducción, dejando así, más margen para la libre disposición del testador.
En el fuero foral de Vizcaya de 1526 se recogía una figura con el nombre de legado en favor del alma, en Navarra existían las mandas pías, donativos con fines benéficos…lo que hoy conocemos como testamento solidario, ¿es una evolución de estas regulaciones? ¿la esencia sigue siendo la misma?
Tienes razón en parte. El legado en favor del alma, de marcado carácter religioso, sigue subsistiendo para algunas personas, aunque ha cedido su lugar en favor de los legados en favor de ONG o instituciones benéficas.
¿Habéis notado en los últimos años un aumento del interés de la ciudadanía por los testamentos solidarios?
Sinceramente, no mucho. Ya no es infrecuente como hace años la inclusión de cláusulas testamentarias legando una parte del haber hereditario a alguna entidad benéfica o designarla heredera de toda la herencia. Pero aún no existe la cultura de la solidaridad en la generalidad de la población.
Me gustaría indicar a todos los que tenemos apadrinados a niños en fundaciones o instituciones benéficas, que estipulemos en nuestros testamentos la continuidad o modificación de esa ayuda. ¿Qué sucede con esos niños si fallecemos? ¿Dejan de recibir apoyo? El testamento notarial es el vehículo idóneo para regular todos estos pormenores y dejar, aunque sean pequeñas cantidades, a entidades solidarias con los más necesitados.